martes, 5 de febrero de 2013

¿Dieta o Plan de Alimentación...?



"Plan de alimentación" o "Dieta": es una pregunta que muchos profesionales de la nutrición (sino todos) nos hemos planteado en algún momento. ¿Como lo percibe mejor el paciente?, ¿que término genera menos ansiedad?, ¿de que manera llamarlo para generar más aceptabilidad?, pueden ser alguna de las interrogantes.

De manera automática, el primer término que nos viene a la mente es DIETA, por muchas razones, desafortunadamente casi todas de connotación negativa -pero no para el profesional- para el paciente debido a experiencias pasadas, comentarios de un familiar o pre-conceptos (prejuicios propiamente dichos) originados por el conocimiento popular. Pero que significa realmente la palabra DIETA: pues según la Real Academia Española de la Lengua (RAE) esta palabra tiene 3 concepciones relacionadas entre si: 1) Alimentación habitual de una persona, 2) régimen alimenticio que se ha de guardar (realizar, cumplir) por diferentes razones, 3) conjunto de comidas y bebidas que componen este régimen alimenticio. Como vemos, en ningún momento hace referencia a: cantidad específica de comida, tipos de alimentos, preparaciones; en fín, simplemente se refiere a todos los alimentos (sólidos o líquidos) que una persona consume durante un período de tiempo, que puede ser un día, una semana o toda la vida. 

No obstante, es inevitable escuchar siempre adjetivos descalificativos en torno a esa palabra -DIETA-. Nuestra recomendación va dirigida a utilizar el término -PLAN DE ALIMENTACIÓN-, y esto fundamentado en varias observaciones; en primer lugar: la palabra "Plan" implica, por consiguiente, un proceso de "planificación", esto significa que nuestra alimentación será el resultado de acciones conscientes, estructuradas y sistemáticas y no una improvisación. Para su elaboración se toman en cuenta una serie de elementos personales, culturales y nutricionales, individuales de cada sujeto. En segundo lugar; el término "Dieta" inevitablemente alude a refuerzos negativos asociados con procesos desagradables como: hambre, aburrimiento, sacrificios, prohibiciones, limitaciones, que conllevan a crear una sensación de resistencia (como ya fue explicado en párrafos anteriores).

Ahora; realmente da igual como se llame, lo más importante y a lo que se le debe prestar especial atención es a la calidad de dicho plan y esto SI es más complicado de definir. Un plan de alimentación puede ser adecuado o inadecuado, bueno o malo, según el ojo con que se mire, con lo cual puede definirse de muchas maneras, pero a nuestro juicio, hay dos ámbitos fundamentales que le aportan bases suficientes que condicionarán del algún modo su eficacia, mantenimiento en el tiempo e inocuidad, entendiéndose por esta última la propiedad de al menos no ocasionar daños a la salud. Estos ámbitos son: el "nutricional propiamente dicho y el "psicosocial". El primero supone que un plan de alimentación adecuado debe cubrir con las demandas mínimas de energía y nutrientes para cada individuo o para un grupo poblacional específico (entiéndase: embarazadas, lactantes, escolares, deportistas, adultos mayores, etc), por lo tanto debe considerar las variables biológicas de estos: edad, sexo, peso, estatura, composición corporal, actividad física, estado físico (ausencia o presencia de enfermedades base), ingesta de medicamentos, entre otras y al mismo tiempo este debe ser capaz de fomentar el crecimiento y desarrollo (en el caso de niños adolescentes y mujeres embarazadas), permitir mantener un nivel óptimo de actividad física y debe conseguir recobrar (en le caso de enfermos) o mantener un estado de salud compatible con un buen nivel de calidad de vida. 



Pero esto no es suficiente, ya que para poder catalogar un plan de alimentación como "bueno" o "adecuado" este debe cubrir también con otras premisas, y es aquí donde abordamos el ámbito "psicosocial", el cual implica que todo plan de alimentación se estructura a partir de unas metas concretas (alcanzar un peso en particular, recuperar los niveles de algún micronutriente, satisfacer las demandas de un grupo de niños en un comedor escolar, mejorar el rendimiento deportivo, etc) y para que estas se alcancen, dicho plan debe ser capaz de perdurar en el tiempo, con lo cual, en su diseño se debe tomar en cuenta las variables socio demográficas de la o las personas objeto del mismo, entiéndase: religión, cultura, hábitos previos, entorno geográfico, disponibilidad alimentaria, capacidad adquisitiva y otros aspectos que, directa o indirectamente condicionan y estructuran nuestras conductas alimentarias, en consecuencia, el plan final NO debe suponer cambios bruscos en los hábitos preestablecidos, NO debe suponer la inclusión de productos, ingredientes o alimentos especiales, "dietéticos", industrializados o foráneos y en NINGÚN MOMENTO debe suponer un aumento significativo en los gastos por alimentación, con lo cual garantizamos un respeto por la idiosincrasia de la persona o colectivos y conseguimos implantar hábitos saludables enfatizando el valor por "lo propio", buscando la adherencia al mismo y dando tiempo para alcanzar las metas propuestas. Entonces la pregunta: ¿como un batido, como un folio fotocopiado o como una pagina en internet podría tomar en cuenta todo esto? Buenas tardes.

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